Aquí dispones de un entorno donde desconectar de todo, disfrutando de su paisaje y descubriendo su pasado a través de vestigios de la época romana y otros restos mucho más antiguos. Visita la iglesia fortificada de Santa Eugènia, la iglesia de Sant Bartomeu y la ermita de Sant Sebastià, junto al camino real. Y, haciendo caso omiso de su nombre, refréscate en la fuente del Mal de Ventre.