En la Diada de Sant Jordi (‘Día de San Jorge’), el 23 de abril, los catalanes celebramos una gran fiesta en honor a un misterioso caballero que salvó a una princesa de ser devorada por un feroz dragón. En torno a este valeroso héroe, san Jorge –sant Jordi en Cataluña, de la que es patrón–, se ha concebido esta popular festividad de la rosa y el libro.
Es costumbre que los hombres regalen rosas rojas a sus amadas. La misma leyenda de Sant Jordi afirma que de la sangre del dragón nació un rosal, y que el caballero cogió de él una rosa para regalársela a la princesa. De esta tradición tenemos constancia desde el siglo xv, aunque entonces era exclusiva de la aristocracia. Con los siglos se popularizó, y hoy en día se puede afirmar que la diada es el auténtico Día de los Enamorados en Cataluña.
Esta tradición se ha unido felizmente a la celebración del Día del Libro, mucho más reciente pero que también ha arraigado con fuerza en nuestro territorio. En este caso son las mujeres las que suelen regalar un libro a sus parejas. En el año 1995, además, este ritual se consolidó cuando la UNESCO declaró el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.
Aunque es un día laborable para los trabajadores y lectivo para los estudiantes, la Diada de Sant Jordi está declarada Fiesta Nacional de Cataluña. Las calles y las plazas se llenan de gente paseando entre los puestos de rosas y libros. Además, muchos balcones se adornan con senyeres, banderas que simbolizan la catalanidad de esta jornada tan emblemática.