El once de septiembre los catalanes celebramos la Diada Nacional de Cataluña en recuerdo de la caída de la ciudad de Barcelona tras el sitio de las tropas franco-españolas, que finalizó el mismo día del año 1714. Fue uno de los últimos episodios de la guerra de Sucesión española, que inauguró un periodo represivo en el que se abolieron instituciones y libertades civiles catalanas. Por ello, la Diada tiene una fuerte carga simbólica para el catalanismo, de deseo de libertad y unidad del pueblo catalán.
En esta jornada festiva, todos los rincones de la Costa Brava y el Pirineo de Girona lucen la senyera, la bandera catalana con los colores amarillo y rojo que se remonta al siglo x, una de las más antiguas de Europa todavía en uso.
Al margen de los actos institucionales, la Diada es un día de gran participación ciudadana. Durante su celebración se llevan a cabo distintas actividades por todo el territorio, que se inician la noche del 10 de septiembre con la marcha de antorchas por distintas poblaciones, como Figueres, Girona, Olot, Ribes de Freser y Santa Coloma de Farners, entre muchas otras. No faltan tampoco los encuentros de castellers y los conciertos de música tradicional y moderna, donde se canta Els segadors, el himno nacional de Cataluña.